Coromandel lo tiene todo.
Esta península se extiende por 85 kms. hasta el océano pacífico y atrae a miles de personas porque tiene algo para cada uno. Playas paradisiacas como New Chum Beach que es una de las más hermosas de NZ, Hot Water Beach que tiene la particularidad de que al cavar un hoyo en la arena, agua caliente sale de la profundidad y creas tu propio jacuzzi personal, también en la mitad de la península está el Valle de Kaueranga donde sus montañas te invitan a recorrerlas. Ahora me doy cuenta que parece que soy una guía turística dandole publicidad a esta península pero es un gran lugar que tiene algo para todos los gustos.
Junto con Sydney llegamos a la península y decidimos visitar dos de sus maravillas naturales, Cathedral Cove y The Pinnacles. Algún día tendré que regresar y visitarla más exténsamente.
Cathedral Cove es uno de los atractivos más visitados de Coromandel por lo tanto va a estar repleto de turístas, especialmente en verano pero bien vale la pena. Manejas hasta Hahei y estacionas el auto en el estacionamiento de visitas. Al lado se encuentra Hot Water Beach también visitadísima y por esta razón decidimos no quedarnos. Durante la temporada alta hay un servicio de shuttles que te llevan hasta la entrada a Cathedral Cove pero no hace falta tomarlo porque puedes caminar media hora hasta una rampa de madera que te lleva por caminos serpenteantes hasta el destino. Llegamos preparadas con nuestros snorkels porque habíamos leído en internet que al inicio había una playa llamada Gemstone Bay que es perfecta para explorar bajo el agua. Tengo que confesar que soy una persona que no le tiene miedo a muchas cosas, pero si un temor irracional (¿o completamente racional?) a la profundidad de cuerpos de agua, por ende hacer buceo o snorkel es mi peor pesadilla porque no sabes que criaturas se encuentran en el fondo. El agua de Gemstone Bay es de un azul cristalino precioso así que es más fácil saber con mayor certeza sobre qué andas flotando, pero nada me prepararía cuando Sydney señala a unos pocos metros de nosotras una criatura grande y oscura, una mantarraya, casualmente descansando al fondo del mar. En ese momento me hubiese encantado salir nadando despavorida pero decidí quedarme, enfrentar mi miedo y contemplar la criatura en frente a nosotras. Las mantarrayas son animales maravillosos y tengo que decir que me sentí privilegiada de haber visto uno aunque no le quita el tremendo susto que pasé. Salimos del agua y seguimos caminando hacia Cathedral Cove.
Después de aproximadamente 1 hora, te encuentras junto con una multitud de gente que al igual que tú, vienen de todas partes del mundo para admirar este lugar. Frente tuyo aparece este arco enorme de piedra que enmarca esta playa paradisiaca. Para ilustrar más o menos cuanta gente había, para tomar esta foto a continuación tuve que esperar unos 20 minutos parada con la cámara en mano esperando para que nadie salieran en ella cuando de repente ocurrió esta escena. La paciencia te recompensa.
Con la foto lista, no podíamos irnos son darnos un chapuzón en la playa y sentí que estaba en Fiji o Tailandia con esa arena blanca. Otro aspecto que hace de esta playa tan pintoresca son las formaciones rocosas que el agua ha ido tallando durante miles de años. Es bellísimo.
Volvimos sobre nuestros pasos y nos preparamos para la siguiente aventura en Coromandel, The Pinnacles.
El valle de Kaueranga es hogar a distintos treks, pero el más popular es The Pinnacles Walk que te lleva hasta la cumbre de esta espectacular montaña. Es una caminata que toma 8 horas así que es posible hacerla por el día pero recomiendo quedarse a dormir en el refugio que tiene unas 80 camas y definitivamente el más grande en el cual he dormido, pero es cómodo y cuesta $15 la noche, que es bastante barato para estándares de NZ, pero hay que reservar con antelación si es temporada alta. Al llegar tuvimos suerte de que habían varios cupos disponibles para el día siguiente así que esa noche dormimos en el camping del DOC (Department of Conservation) y salimos temprano a hacer la caminata al día siguiente. The Pinnacles Walk sigue el camino construído por caballos de carga que cargaban municiones por madereros y mineros que recorrían el área en los 1900’s.
Son unas tres horas de recorrido por estos bosques tupidos y es toda una experiencia imaginar los pasos de estas personas tantos años atrás. Es una caminata que como todas las del DOC, están super bien señalizados y no es tan exigente. Al llegar al refugio tienes dos opciones: subir a la cumbre de The Pinnacles (40 minutos) al atardecer o esperar al día siguiente y ver el amanecer ¡o ambos!. Nosotros decidimos ver el atardecer así que escogimos nuestras camas y empezamos a subir. Esta caminata aunque es corta es más expuesta y empinada lo cual lo hace más divertido. Llegamos a la cumbre que tiene una vista impresionante a todo el valle, la península y Bay of Plenty. Como todavía era temprano y faltaban un par de horas para el atardecer, buscamos un lugar donde meditar y esperamos poco a poco a que el sol se escondiera y el cielo se tornara de colores. Nos quedamos largo rato presenciando el espectáculo para luego emprender la bajada, comer una gran cena y dormir en el refugio.
A la mañana siguiente emprendimos la bajada pero decidimos variar un poco la ruta por un camino llamado Billygoat Falls donde el paisaje cambia ligeramente. En el último tramo hay que cruzar un río y un par de metros más allá está el estacionamiento y así dimos termino a otra aventura y el fin de nuestra estadia en Coromandel y seguimos bajando por la Isla Norte hacia Taranaki, hogar de uno de los volcanes más famosos y hermosos de NZ.
2 comments
es un lugar mágico!!!
Es bellísimo y super variado!