“For it is only when a man goes out into the world with the thought that there are heroisms all round him, and with the desire all alive in his heart to follow any which may come within sight of him, that he breaks away as I did from the life he knows, and ventures forth into the wonderful mystic twilight land where lie the great adventures and the great rewards.” – Arthur Conan Doyle, The Lost World
Cuando mi hermana Daniela me propuso subir el Roraima, mi primer pensamiento fue ¡SI! y el segundo fue… ¿es posible?
Hace 4 años que vivo en Chile y he tenido la suerte de recorrerlo casi de punta a punta, mientras que viví en Venezuela durante 24 años de mi vida y nunca tuve la oportunidad de visitar sus maravillas naturales. De hecho, ni siquiera conozco a Caracas en su totalidad, la ciudad que fue mi casa durante tanto tiempo. Como saben, Venezuela está pasando por una situación complicada, donde el gobierno ha destruido todo a su paso. y hay mucha gente sufriendo. Hay escasez de comida, productos básicos de higiene y hasta de efectivo, y esto es algo que me sorprendió, ya que por la inflación, los billetes no tienen ningún valor. Para ponerlos en contexto, el billete de mayor denominación es de 100.000 bolívares, lo que es equivalente a 1.000 pesos chilenos y alcanza para comprar un agua embotellada. Entonces, si es que logras conseguir efectivo, la cantidad de billetes para viajar durante un día es ridículo y ese fue justamente el primer obstáculo para este viaje, ya que íbamos a San Francisco de Yuruani en el Estado Bolivar donde sólo se acepta efectivo.
Bueno, Daniela se ocupó de toda la planificación del viaje e invitó a Rashel, una amiga del colegio, así que éramos las tres que dijimos si al desafío. El viaje empezó tomando un avión hacia Puerto Ordaz que es una localidad del Estado Bolívar, al este de Venezuela, y nos hospedamos ahí esa noche y así al día siguiente nos conseguimos con Juan nuestro guía, y viajamos hacia San Francisco de Yuruani, nuestro punto de partida. En el camino pasamos por infinidades de pueblitos, el más conocido llamado “Km 88” donde puedes conseguir todos los productos que no hay en Caracas a un tercio del precio, también en esa zona y francamente, en el Estado Bolivar, ha habido una explotación enorme de oro, por lo tanto se ven carteles donde se vende y se ofrece oro, lo cual es un contraste bastante chocante, porque es un pueblo en mitad de la carretera, donde la infraestructura está en pedazos y las personas salen a trabajar vendiendo cualquier cosa para ganar dinero. También nos contaron que la presencia de pranes (lideres de pandillas criminales) es tan fuerte, que prácticamente no existe crimen, por lo tanto podíamos bajarnos del carro con nuestros celulares y no nos pasaría nada. Luego de 7 horas en auto, finalmente llegamos y nos toco un día hermoso mientras que las vistas nos mostraban lo que nos esperaba el día siguiente cuando empezáramos a caminar.
Antes de seguir con el relato, es importante contarles un poco acerca los Pemones: son indígenas suramericanos que habitan la zona sureste del estado Bolívar en Venezuela, la frontera con Guyana y Brasil. Son los habitantes comunes en la Gran Sabana y todo el Parque Nacional Canaima. De San Francisco, llegamos a Paraitepuy, una comunidad indígena con aproximadamente 700 habitantes de la etnia Pemona. Los pemones son los que tienen el control del Parque Nacional Canaima, donde se encuentra el Roraima y el Salto Angel (la caída de agua mas alta del mundo) entre otras maravillas naturales. Es gracias a INPARQUES (que es como la CONAF para mis amigos chilenos) que los Pemones mantienen el control de sus tierras y es obligatorio subir con un guía Pemón.
Día 1 – Paraitepuy al Campamento Kukenan
Luego de conocer a nuestros porteadores Jorge y Rusbel, empezamos a caminar por un zig zag de vegetación. Subimos ¨La Prueba¨ que es la primera subida, fuerte por cierto y enseguida fuimos recompensados con la vista del Roraima y del Kukenan que son Tepuyes, es decir, las montañas más antiguas de nuestro planeta; su origen data del Precámbrico, por lo tanto sus rocas ni siquiera contienen fósiles, porque datan de la época en la que nuestro planeta sólo estaba habitado por organismos pluricelulares microscópicos, así que solo el hecho de poder verlos de cerca ya era un privilegio, pero pensar que subiríamos uno de ellos, era una idea de la que aún ninguna de nosotras podía creerlo. En Pemón Roraima significa “La Madre de las Aguas“.
Ese día eran 14 Km de caminata hasta el Campamento Kukenan y fue un recorrido plano con mucha vegetación y siempre con vista hacia los tepuyes, lo cual la hace un poco difícil psicológicamente porque sientes que te vas acercando lentamente pero que nunca vas a llegar. En el camino nos conseguimos con una iglesia que parecía salida de una película de Terrence Malick y aún no sabemos quien la construyó o porque está ahí (en la próxima subida les cuento) pero asumo que habrá sido obra de algún misionero que recorrió el mismo camino que nosotras. Llegamos al Campamento Kukenan que tiene un par de chozas cuidadas por una familia Pemón. Está a los pies del Río Kukenan donde nos echamos un baño reponedor (este fue el primer choque térmico) para luego comer una cena preparada por Jorge, con ayuda de Rusbel. No sólo son excelentes personas, atletas increíbles sino también grandes cocineros.
Día 2 – Campamento Kukenan al Campamento Base
Salimos temprano hacia el Campamento Base. Se nubló y empezó a llover apenas empezamos a caminar. El clima es tan cambiante que me recordó a la Patagonia. Es una gran experiencia caminar con lluvia, porque por primera vez el Roraima y el Kukenan estaban completamente tapados y parecía como si se estuviesen escondiendo para mostrarse de nuevo cuando les pareciera conveniente. Fueron 9 Km. y llegamos al Base, donde el Kukenan nos mostró una parte de su vertical pared de piedra. Dejamos las mochilas y fuimos a darnos un baño a un lugar llamado ¨La Nevera¨ el nombre no necesita explicación jaja. Con un rápido chapuzón, todos nuestros dolores desaparecieron y emergimos como personas nuevas. Vimos nuestro primer atardecer disfrutando ese panorama y nos cargamos de energía para llegar a su cumbre al día siguiente.
Día 3 – Campamento Base a la cima del Roraima
Nos despertamos con un día soleado y con la sorpresa de que unas hormigas habían construido un camino bastante largo debajo de nuestra carpa. Nos levantamos sobresaltadas a ver si habían logrado entrar a la carpa, pero tuvimos suerte de que no lo habían logrado pero sí descubrieron mi mochila la cual había dejado afuera de la carpa, abrieron huecos en mi bolsa de frutos secos y se dieron un festín. Luego de sacar hasta la última hormiga de la mochila y salvar los frutos secos que quedaban, empezamos a subir por un bosque húmedo y tupido. Ese día eran solo 3 kms, pero se hacia mucho mas largo porque era una interminable subida empinada. En el camino vimos flores y plantas que nos anunciaban que estábamos yendo a un mundo desconocido para nosotras, de hecho, muchas especies de animales y plantas que habitan la inaccesible cima del monte Roraima han permanecido tan aisladas del resto del mundo que algunos de ellos han evolucionado por su cuenta. Tanto es así que el 35% de las especies que habitan el monte Roraima no pueden encontrarse en ningún otro lugar del planeta y algunas de esas especies llevan viviendo millones de años en el tepuy sin apenas haber cambiado. A mitad del camino, empezó a llover, así que cruzamos el Paso de las Lágrimas, que es una sección del camino rocosa que son pequeñas escaleras y el cual se transita por debajo de una caída extensa de agua. El nombre obviamente proviene de la caída de agua, pero es conocido también por las lagrimas de susto de las personas que pasan por ahí por más dramático que suene jaja.
Luego de superar ese obstáculo, nos encontramos con otra cascada y al mirar hacia arriba nos dimos cuenta que estábamos al lado de la pared del Roraima; es impresionante encontrarnos tan cerca de ella y como es tradición, le pedimos permiso para que nos dejara subir a su cumbre y poder lograr bajarla de regreso; con su bendición, seguimos subiendo. En el camino encontramos con unas ranitas negras que sólo habitan a esas alturas en el Tepuy y su nombre científico es Oreophrynella quelchii. Estas ranas son interesantes por distintos motivos: uno de ellos es que no pueden saltar ni nadar, pero la evolución ha dotado sus dedos de unas ventosas muy pegajosas para que tengan buen agarre mientras se mueven por las rocas e investigando más acerca de este animal, conseguí en internet (http://cienciadesofa.com) lo siguiente: ¨Pero el pasado de este animal nos revela un detalle mucho más interesante que su presente. Resulta que, genéticamente, las ranas negras de Roraima están más emparentadas con las ranas africanas que con cualquier otra rana del continente americano. ¿Pero cómo puede ser que una especie de rana que ni siquiera se puede encontrar en las planicies que hay bajo la meseta en la que viva tenga familiares al otro lado del Atlántico? hace millones de años los continentes estaban separados por la superficie terrestre en una configuración diferente a la actual. Por eso el caso de estas ranas es tan particular: se trata de animales que gradualmente quedaron atrapados en la cima de una meseta cada vez más aislada mientras los continentes se alejaban entre sí durante millones de años y que, aún hoy en día, se cree que conservan su aspecto original prácticamente intacto debido a su falta de evolución. Es por eso que estos animales tienen un gran valor científico, ya que estudiando estos fósiles vivientes podemos aprender más sobre los procesos evolutivos y entender mejor el pasado de nuestro planeta.
Basta de ciencia y seguimos con el relato… Daniela durante todo el recorrido, libró una batalla campal contra su mente que le decía que no podía lograrlo, pero lo logró, y llegamos juntas a la cima donde nos abrazamos orgullosas de haber llegado y poder compartir juntas esta travesía. Allá arriba sentimos que pusimos un pie a un mundo distinto, a un mundo perdido, a otro planeta. Nunca habíamos visto algo parecido al paisaje con el que nos conseguimos, por un momento me sentí en una película de ciencia ficción y que iban a aparecer criaturas prehistóricas para atacarnos. Una vez arriba, nos dirigimos hacia los ¨Hoteles¨ para poner las carpas. Los hoteles (cuevas) son estructuras rocosas que nos protegerían del viento y de la lluvia y hay aproximadamente 9 de estos hoteles para el uso de turistas. Llegamos y empezó a llover… de nuevo.


Día 4
Nos despertamos con la esperanza de que escampara, pero… nunca sucedió. Pasamos todo el día esperando y esperando… lo más interesante de este día fue que por toda la lluvia de la noche, se nos mojaron varias cosas, incluidos los famosos frutos secos y quedaron empapados, así que decidimos tirarlos al piso para que los comieran los pájaros. Resulta que todo pasa por una razón, porque unos minutos después vimos a un animal parecido a un oso hormiguero paseando por las ramas hasta que se dejó ver y estuvo en frente de nosotros durante una hora comiendo. Este animal misterioso se llama Coati, (Coachi) es un mamífero omnivoro, difícil de ver, así que estuvimos hipnotizados mirando como comía, y tomándole fotos a lo National Geographic…. tampoco es como si hubiésemos tenido otras cosas que hacer.
Rashel me había dicho que su mayor deseo era despertarse con el sonido de pajaritos cantando, que nos anunciaría un día soleado y así fue. Nos despertamos y finalmente ¡había parado de llover! entonces podríamos recorrer el Roraima. Este tepuy tiene una extensión de 31 km² así que teníamos mucho que ver. Camino a la primera parada, pasamos sobre una alfombra de cuarzos los cuales están terminantemente prohibido llevarse no sólo porque te revisan la mochila al salir, sino porque es de mal augurio.
Luego de caminar una hora, llegamos a “La Ventana”, un mirador que nos ofreció una vista privilegiada del Kukenan y debido a la lluvia del día anterior, estábamos literalmente sobre un colchón de nubes. Nos tomamos fotos y sólo los valientes nos paramos sobre una piedra colgante donde sentías el vacío en tus entrañas. En ese momento me saqué los zapatos para tocar la piedra fría y sentí pura adrenalina pero al mismo tiempo, paz. Fue una sensación increíble ya que pude sentir la energía de este lugar. Luego llegamos al “Abismo”, donde se puede observar la increíble verticalidad de sus paredes y te das cuenta que eres una simple hormiguita ante esta grandeza; luego seguimos caminando hacia los “Jacuzzis” que son unas pequeñas piscinas naturales, donde los minerales de sus rocas tiñen el reflejo del agua y le dan esta coloración surreal. Por supuesto que nos dimos un gélido baño y las disfrutamos durante largo rato pensando que estábamos en un lugar mágico.
Pasamos por el ¨hotel¨ a almorzar, volvió a nublarse y a lloviznar un poco pero esto no nos detuvo para conocer el punto más alto del Roraima: ¨El Maverick¨ con 2810 metros sobre el nivel del mar. Roraima nos mostró su otra cara, tapado con una niebla tan espesa que si te separabas un poco del grupo, te podías perder. Definitivamente me encanta la niebla, como les conté en el relato anterior de Machu Picchu, la niebla hace que todo parezca más misterioso y nostálgico. A la distancia vimos la silueta del Maverick, que efectivamente parecía la del automóvil con ese nombre y empezamos a subir por una serie de pasadizos rocosos. Al llegar a la cumbre tuvimos una vista un poco restringida de toda la extensión del Roraima, pero igualmente sentíamos que estábamos soñando. En el tope nos conseguimos con un grupo de Coreanos, que caminaban rapidísimos, así que siempre nos llevaban la delantera y con Denise, una suiza, que viajaba sola y decidió a ultima hora subir el Roraima. Ellos no tuvieron tanta suerte como nosotros, ya que por el mal clima, tuvieron que quedarse un día más en el Campamento Base y sólo pudieron disfrutar del Roraima durante un día. La variedad de turistas en este rincón del planeta me sorprendió, porque este es el destino que todos merecen conocer y experimentar, pero la situación de Venezuela hace difícil llegar a este destino, pero fue hermoso ver personas de distintos países y tan lejanos como Corea, sorprendiéndose al igual que nosotras de las bellezas de Venezuela. Luego de un día maravilloso, era hora de descansar, ya que a pesar de que queríamos quedarnos a vivir ahí, teníamos que bajar y dar fin a este mágico viaje.
Día 6
Nos levantamos temprano porque teníamos un largo día de bajada. Nos despedimos del Roraima a regañadientes y empezamos la bajada del tepuy. En el camino nos encontramos con un mirador con vista hacia la extensa sabana y el Kukenan y esta vez estaba completamente despejado, así que pudimos ver el verdor en todo su esplendor y la magnitud de estas paredes de piedra que parecían elevarse hacia el cielo. La bajada fue mucho mas fácil, hasta el Paso de las Lagrimas estaba seco. Llegamos al Campamento Base a almorzar y seguimos caminando y caminando… pasamos por el Campamento Kukenan, la enigmática iglesia y llegamos al Campamento del Río Tek, que nos habíamos saltado el primer día de caminata. Es un campamento simple, con un par de mesas donde sentarse y unas chozas donde cocinar. Fue en este punto donde realmente nos dimos cuenta de todo lo que habíamos visto y experimentado. Al tener al Roraima en frente de nosotras, no podíamos creer que el día anterior habíamos caminado su cumbre. En ese campamento, conocimos a alguien que iba camino a abrir una nueva vía de escalada en el Kukenan… es que este lugar es una mina de oro para el turismo de aventura; paracaidismo, escalada, wingsuit… ¡las posibilidades son infinitas! tengo la certeza de que una vez que la situación en Venezuela mejore, hay que invertir en la infraestructura para el turismo, como lo esta haciendo Chile.
14 comments
sin duda alguna, el mejor viaje con la mejor compañia. GRACIAS!
Gracias a tii <3
Hermoso como siempre!!!!
Las felicito a las tres conozco a dos y se que sin la tercera la hermana de Chile eso no tendría el éxito que tuvo y pudieron vivir esa experiencia es única yo lo entiendo perfectamente ya que lo e vivido en parte por ser piloto
Graciass! Me imagino que debe ser una experiencia increible sobrevolar esos lugares!
Grande Eli!!! Que ganas ir tambien, increible tu viaje, te espero para viajar contigo algun dia 🙂
Graciass Nicoo 🙂 y si, ya sabes que eres mi compañero de viaje la próxima vez!
Gracias Nicoo! y si, sabes que eres mi compañero de viaje la próxima vez!
Que bonita experiencia
Sii fue inolvidable! gracias por leerlo 🙂
👍😘
Roraima… a mi también me quedan muchos lugares por conocer en Venezuela 🇻🇪 entre ellos Los Andes y El Relámpago del Catatumbo. Ahora que salí del país, se me hace un poco extraña la idea de que esté haciendo planes para volver como turista en mi propia tierra. Genial artículo 👏🏼 Saludos.
César Cobo
DeLicencia.com
Hay que seguir conociendo y viajando 🙂 gracias por leerlo!
Es un placer. Sigamos en contacto 🙂