Para llegar a Puno, reservé mi puesto en un bus y resulta que cuando me monté recibí la noticia de que habían sobre vendido los asientos así que varias personas habíamos quedado fuera y solo quedaba un puesto disponible. En una de esas ventajas de viajar sola fui escogida para ocupar ese asiento y vaya que fue un golpe de suerte porque me senté al lado de Tim, un holandés que era tan alto que no le entraban las piernas en el asiento y con quien terminé viajando 3 semanas por Perú.
Día 39 del viaje. Ya en Puno nos montamos en unos botes que nos llevaron hasta Uros, unas islas artificiales flotantes donde todos los nativos se reúnen para recibir a los turistas. La verdad es que me sentí incómoda porque se notaba que era toda una actuación para nosotros y no me gustó sentir que era parte del circo y no era auténtico ver como vivían. Fue algo explotativo y me hubiese gustado ser participe de sus rutinas sin el show. Bueno, parte de este show era subirnos en uno de los botes que tejen con sus propias manos usando una planta llamada totora, lo cual requiere una destreza increíble porque imagínense las horas de trabajo que toma tejer un bote, que sea lo suficientemente estable para que no se hunda y también espacioso para que quepan unas 20 personas. Navegamos un rato y tuvimos la oportunidad de probar esta planta que crece en el río y sabe similar al céleri.
Volvimos a embarcar durante 2 horas hacia Taquile, una isla con las mismas características que Uros pero que cuenta con una población aproximada de 2.200 habitantes y la villa principal se encuentra a 3.950 msnm y el punto más alto de la isla llega a los 4.050 msnm. Todo el camino consiste de escalones empinados y se siente el esfuerzo al subir a esa altura y por supuesto que Tim y yo decidimos hacer una carrera hasta arriba y yo gané, pero casi muero al quedarme sin aire. Estuvimos un par de horas recorriendo la isla y tuvimos la suerte de que nos tocó un día hermoso, así que era increíble ver el contraste de los colores vivos de los tejidos típicos peruanos junto al cielo de un azul como lo he visto pocas veces. Al regresar a Puno compramos pasajes de bus para Cuzco a las 10 de la noche y como todos los viajes en bus en esos lares, son horas y horas, pero si tomas los buses nocturnos logras dormir ahí y te ahorras de pagar un hostal. A las 5 am llegamos a Cuzco que es una de las ciudades más lindas que he visto porque lograron el difícil trabajo de mantenerla culturalmente intacta pero a la vez atractiva para los turistas y es bastante turística, basta con caminar un par de cuadras y te bombardean ofreciéndote tours y “free massage” lo cual nos pareció sospechoso porque pensamos que eran esos masajes con final feliz… pero un día decidimos arriesgarnos a ver de que se trataban y resultaron ser masajes normales ¡por suerte!…en fin, los peruanos saben bastante de marketing.
Nos quedamos en Cusco durante un par de semanas porque nos sentimos como en casa y no teníamos ningún apuro de irnos. Nos hospedamos en un hostal llamado The Garden donde conocimos a personas muy interesantes. Se queda en mi memoria particularmente unos chicos australianos que tenían 18 años y decidieron viajar antes de empezar la universidad y nos contaron que cuando habían ido a la selva en Ecuador decidieron ir a una ceremonia de Kambó y se preguntarán ¿qué es eso? Bueno, resulta que esta practica en cuestión es bastante habitual en la selva y sólo los valientes – y locos – se atreven a probarlo. En resumen Kambó es una rana que secreta una sustancia altamente tóxica cuando se ve amenazada (veneno) y le retiran esta secreción al rascarle la espalda con una espátula. Seguidamente a los valientes que deciden tomar parte en este ritual, se les realizan una serie de quemaduras superficiales en forma de puntos – en la pantorilla en el caso de las mujeres y en los brazos o pecho de los hombres – y se aplica este veneno en las heridas abiertas de los participantes. No sólo nos contaron su experiencia sino que nos mostraron un video grabado por la Go Pro de uno de los chicos donde se veían vomitando y sufriendo durante HORAS los efectos de el veneno. Claramente ellos lo hicieron por diversión y como un reto pero este veneno es utilizado también como medicina, algo parecido a la Ayahuasca. Fue interesante y preocupante escuchar la historia y creo que ahí salió mi lado maternal donde les decía que por favor no hicieran más locuras… me gustaría saber donde están ahora, probablemente en un trabajo de oficina con saco y corbata jaja.
Un par de días después decidimos probar suerte e ir a Pisaq, unas ruinas arqueológicas camino hacia Machu Picchu. Algo que me sorprendió de Perú, y que le sirva de advertencia a quien vaya 1) es más económico tomar tours, que ir por tu cuenta a los lugares turísticos 2) los peruanos no saben dar direcciones ya que apenas les preguntas cómo llegar a un lugar te apuntan a la dirección incorrecta y no se si esto es adrede pero sucedió tantas veces que me inclino a pensar que es así. Decidimos ir a Pisaq sin tour y rápidamente nos dimos cuenta que no era tarea sencilla porque no había manera de llegar hasta las ruinas sin tomar un taxi, que salía carísimo y caminando íbamos a demorar todo el día así que salimos hasta Urubamba con destino hasta Ollantaytambo. Me encantó Ollantaytambo desde el principio porque a pesar de que es turístico, tiene una vibra relajada y está en una locación privilegiada ya que donde quieras que veas estás rodeado de montañas.
Fuimos en busca de un camping y luego con una misión clara de cómo podíamos visitar las ruinas pero sin pagar. Al hablar con un lugareño nos contó que había una entrada alternativa pasando un puente, así que fuimos a intentar suerte pero el puente estaba cerrado por una puerta entonces decidimos comprar una cerveza y admirar las ruinas desde lejos pero luego de un par de minutos pasaron al lado de nosotros dos personas que bordearon la puerta y cruzaron sin ningún problema así que nos paramos y los seguimos. Nos presentamos y empezamos a caminar en mitad de los matorrales cuando vimos a lo lejos un guardia custodiando esa entrada así que nos agachamos y esperamos hasta que se fuera, pero luego de 1 hora no movió ni un músculo así que nos pusimos de acuerdo para conseguirnos en el mismo lugar pero en la noche y así fue.
Ya oscuro, no había ningún guardia que nos prohibiera seguir y empezamos a caminar hacia las ruinas. Fue una experiencia bastante surrealista porque al ser las únicas personas en ese lugar puedes sentir una energía muy potente, y aunque suene místico, todos sentíamos una ola de paz y atemporalidad que nos acompañó mientras estábamos recorriendo. Nos sentamos a observar las luces del pueblo a nuestros pies hasta que de repente vimos una sombra pasar y quedamos inmóviles porque pensamos que era un guardia que vio nuestras luces así que luego de unos minutos decidimos salir a inspeccionar y no nos conseguimos con un guardia, sino con una francesa caminando sola que asumo que se rehusó a pagar igual que nosotros y luego del infarto que nos ocasionó empezamos a hablar brevemente con ella y luego de cruzar un par de palabras, en un abrir y cerrar de ojos la chica había desaparecido. Claramente no fue producto de mi imaginación porque TODOS la vimos desaparecer y a riesgo de sonar loca no pude quitarme una sensación de que ella no era de este planeta.. porque la manera en la cual simplemente se esfumó no fue normal. Luego de esa experiencia lo único que quería era irme jaja así que emprendimos la bajada y nos despedimos de los chicos.

Vista desde las ruinas
El siguiente destino era Santa Teresa, un pueblo que es conocido por los baños termales de Colcamayo. Llegamos al camping municipal donde todos los tours del “Camino del Inca” acampan y en la noche nos colamos a una fogata que hicieron y terminamos tomándonos unas “Inka Tequilas” para luego ir a la única discoteca del pueblo. La noche se hizo corta y al día siguiente decidimos relajarnos y conocer las famosas aguas termales. Al día siguiente finalmente empezaba el verdadero recorrido para llegar a Machu Pichu. Desde Santa Teresa, un bus nos dejó en un lugar llamado la Hidroeléctrica, que es la opción mas económica y aventurera para llegar ya que la otra alternativa es tomar el Peru Rail un tren que te deja directamente en Aguas Calientes. Hace muchos años había leído en un blog la opción de caminar y me había parecido interesante y no era muy común pero hoy en día es bastante popular porque es una manera distinta de llegar y el recorrido es hermoso ya que caminas al lado de las vías del tren en varios tramos y estas rodeado de vegetación y ya llegando a Aguas Calientes puedes ver a lo lejos entre las montanas las míticas ruinas. El camino son unos 10 km que demora unas 2 hrs. Al llegar a Aguas Calientes dejamos nuestras carpas en el Camping Municipal el cual es una gran opción porque es mas económico que pagar hospedaje en el pueblo y estábamos al lado de donde se muestra el ticket para subir a las ruinas. Nos quedaba un día para recorrer el pueblo y Machu Picchu nos esperaba.

Camino a Aguascalientes
Habíamos escuchado que en Aguas Calientes había una montaña llamada Putucusi y las fotos nos enamoraron porque en el camino se encontraban unas escaleras que claramente eran antiguas y que le daban un aire ancestral al trekking. Le preguntamos a varias personas por las direcciones y al más estilo peruano nadie nos dio las coordenadas correctas hasta que alguien nos indicó pero ¡sorpresa! resulta que las primeras escaleras estaban tan deterioradas y rotas que era imposible subir. Nos devolvimos decepcionados y decidimos ahogar nuestras penas comiendo en el Mercado de Aguas Calientes. En Bolivia y Perú aprendí que en cada ciudad hay uno de estos mercados así que si andas en modo ahorro sáltate los restaurantes y ve a estos lugares que es donde todos los locales comen y tienen un menú sustancioso, barato y delicioso. Esa noche nos acostamos temprano ya que a las 3:30 am teníamos que llegar a la entrada para empezar a subir.
Para llegar a Machu Pichu está la opción de tomar un bus hasta la entrada de las ruinas o la mejor opción en mi opinión es subir unos 400 escalones. Nos conseguimos a varias personas que decidieron esta vía incluyendo a una maratonista que subió corriendo en 28 minutos y creo que la adrenalina de llegar nos acondicionó para subirlo en 38 minutos, nada mal y el apuro valió la pena porque logramos ser de las primeras personas que pisaron Machu Picchu y nos recompensó porque nos encontramos con un paisaje rodeado de niebla, lo cual de daba un aire mágico y misterioso y tuvimos el privilegio de verlo completamente despejado, sin una persona a la vista.
Un par de consejos si deciden viajar a Machu Picchu…
- Las ruinas son ENORMES, así tienes que estar preparado para caminar durante todo el día si quieres ver la mayor parte entonces ponte tus zapatos más cómodos y también recomiendo llevar algo de comer y mínimo 2 litros de agua. Nosotros cometimos el error de no hacerlo y los precios son astronómicamente altos.
- Dentro de Machu Pichu hay dos opciones de trekking, el famoso Huayna Picchu, donde en su punto mas alto se ven las clásicas vistas de postal de las ruinas y que la subida es toda una aventura ya que sus caminos son empinados y angostos y hay algo llamado las escaleras de la muerte que creo que el nombre lo dice todo. Por otra parte esta La Montaña que también ofrece una vista increíble pero sus caminos son menos extremos. ¿Cómo saber cual escoger? Yo escogería Huayna Pichu porque es la opción clásica con la mejor vista y subir es más emocionante. Lamentablemente cuando fuimos a comprar los boletos no quedaba cupo este trekking así que nos conformamos con La Montaña, así que les recomiendo que compren esos boletos con semanas de anticipación para no perdérselo ya que hay que tener en cuenta que por la tremenda demanda que existe sólo dejan pasar a 400 personas diariamente.
Bueno, demoramos unos 45 minutos en subir La Montaña y nos tocó una niebla espesa en el mirador así que no pudimos tomarnos la foto obligatoria. Honestamente, luego de esos primeros minutos de paz al llegar mientras transcurría el día y la gente se multiplicaba, nos encontramos en lo que parecía un parque de atracciones y eso es de los mayores problemas de estos lugares tan famosos y turísticos que a pesar de que es un privilegio visitar estas maravillas pierden un poco la magia al ser tan concurridos y no todas las personas van a recorrerlo de una manera respetuosa y recordando esta experiencia, lo más memorable no fue ver Machu Picchu sino todo el recorrido hasta llegar. Momentos inolvidables, aventuras, risas y sustos.. y no pude haber pedido a un mejor compañero de viaje que Tim.
5 comments
Otra gran experiencia!!!!! como siempre hermoso relato y hermosas fotos!
Eli que relató tan bonito. Yo tuve el privilegio de visitar Machu Picchu y el Cuzco hace aproximadamente 5 años y fue una linda experiencia, pero al estilo convencional.. Tu historia es más emocionante y entretenida. Solo lamento que sacas fotos pero raramente apareces en ellas.
A ver si te decides venir a Panamá, estoy segura que aquí hay mucho material y paisajes del más allá que justificarían una visita. Tomalo como una invitación oficial a visitarnos. Podrás combinar aventura con comodidad. Y si no son paseos muy difíciles me iría contigo. Asi que por aquí te esperamos. La época más apropiada creo que es entre Enero y Marzo que es seco y el clima rico.
Tía Lili!! Si se publicó tu comentario 🙂
Es que siento que las fotos sirven de alguna manera para narrar la historia.. y ademas que no me gusta posar en las fotos jaja pero tengo un par donde salgo yo. Graciass, tal vez pase por allá camino a Venezuela entonces estamos al habla!
Gracias por leer la historia y me alegra que te haya gustado 🙂
Tía Lili!! Es lo peor cuando eso pasa! Pero gracias por leer y estamos en contacto porque creo estare en Panama camino a Venezuela 🙂
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